2 junio 2022 7 MIN de lectura

#CambiemosElChip: PERTE Chip, un punto de inflexión para nuestra economía

 

Hace 10 años, tuve el honor de participar en el proyecto Magalhães, con el que el Gobierno portugués impulsó la transformación digital de su país empezando por la educación de los más jóvenes. Uno de esos momentos que marcan un punto de inflexión para un país, tanto en el ámbito social como en el económico. En España, la aprobación del PERTE Chip puede ser uno de esos puntos de inflexión que transforme el país, en línea con lo expuesto por Ursula von der Leyen en su discurso sobre el estado de la Unión (SOTEU), en 2021: “La Ley Europea de Chips será un punto de inflexión para la competitividad mundial del mercado único europeo”.

Con el objetivo de reforzar las capacidades de concepción, diseño y producción de la industria de la microelectrónica y los semiconductores, la aprobación de este PERTE trae consigo una inversión pública de 12 250 millones de euros que se ejecutarán hasta 2027.

Además de impulsar un cambio tecnológico, el PERTE Chip atajará la falta de suministro en España y en Europa y obligará a establecer medidas de calado, y a largo plazo, que reduzcan nuestra dependencia exterior de este ingrediente tan geoestratégico y fundamental para varios sectores clave, como el automovilístico.

Para que este PERTE sea una realidad, será necesario que España acuda al fondo de 70 000 millones de euros en préstamos a bajo interés, contemplados en el Plan Nacional de Recuperación. Un motivo más para que esta oportunidad se convierta en una de las mejores inversiones españolas y situarnos como un país que, además de puntero en materia de diseño, sea puntero en fabricación de Chips y semiconductores. Cuestiones ya contempladas en la Ley Europea de Chips propuesta por la Comisión Europea en febrero de 2022 y con las que la UE pretende duplicar su cuota de mercado, del actual 9% al 20% en 2030.

 

 

Los cuatro ejes estratégicos del PERTE Chip

 

El PERTE contempla cuatro ejes de actuación estratégicos, para abarcar toda la cadena de valor:

En primer lugar y con una inversión prevista de 1 165 millones, el fortalecimiento de la I+D+i en microprocesadores de vanguardia y arquitecturas alternativas, fotónica integrada, chips cuánticos, así como una línea de financiación para reforzar el Proyecto de Interés Común Europeo de Microelectrónica y Tecnologías de la Comunicación.

En segundo lugar y con un presupuesto de 1 330 millones, incrementar la capacidad de diseño de microprocesadores creando empresas sin fábrica (fabless) – para las que se destinará el 70% de la inversión-, líneas de pilotos de pruebas y redes de capacitación en materia de semiconductores.

En tercero, crear un fondo de 400 millones para financiar startups, scale-ups, pymes innovadoras e impulsar la producción productos a nivel nacional.

Por último, con una inversión de 9 350 millones, capacitar la fabricación de tecnología de vanguardia y de gama media.

 

 

El diálogo entre la Administración y la empresa

 

Este es un viaje de largo recorrido, donde el PERTE Chip anunciado representa la locomotora a la que muchas empresas y actores de nuestra sociedad se han de enganchar para trabajar de forma conjunta y alineada para llegar a su destino.

Para lograrlo, será clave decidir qué chip queremos fabricar y para qué industria o sector – automóvil, IoT, 5g o IA -, ya que esto determinará la tecnología, la demanda y el coste de fábrica; invertir y retener el talento de nuestros ingenieros e ingenieras; y, por supuesto, la construcción de una legitimidad tecnológica, sectorial y también política, apalancada en nuestras fortalezas actuales con futuro, como son la computación cuántica (Plan Quantum Spain), el Centro Nacional de Supercomputación en Barcelona y otras infraestructuras científicas de nuestro país.

En este sentido, será fundamental, además, un diálogo transparente y fluido entre Administración y empresa para definir correctamente las prioridades y llevar los proyectos a buen puerto.

Este viaje ya lo han comenzado otros países de nuestro entorno, como Alemania o Israel. En este último, por ejemplo, solo Intel Corporation representa el 2% del PIB del país y da empleo a más de 14.000 personas, habiendo comenzado en 1974 con la apertura de un centro de I+D.

Desde VINCES consideramos clave contar con los medios -también digitales- para seguir en estos meses el proceso de diseño de los diferentes programas de apoyo y esquemas de ayudas a las actuaciones planteadas desde España y la UE. Asimismo, invitamos a todo lector o empresa a compartir con nosotros su propia visión para poder trazar una estrategia que permita aunar intereses en favor de esta histórica iniciativa.

 

Jorge Córdova | Socio y director del Departamento de Inteligencia de Vinces

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