30 junio 2022 4 MIN de lectura

La UE como poder global, más necesaria que nunca

La reunión del Consejo Europeo y la Cumbre de la OTAN, celebradas consecutivamente en Bruselas y Madrid, han estado centradas, como no podía ser de otra manera, en la guerra en Ucrania y sus consecuencias globales.

De hecho, el nuevo concepto estratégico de la OTAN -el quinto desde el fin de la guerra fría- contrasta dramáticamente con el adoptado en Lisboa en 2010, haciendo pasar a la Federación Rusa de la condición de socio a la de principal amenaza para la paz y la seguridad tras la ilegal invasión de un país soberano puesta en marcha el pasado 23 de febrero.

Crecimiento exponencial de gastos militares, radical incremento de soldados para proteger la frontera oriental, sustancial aumento de los efectivos estadounidenses en suelo europeo son algunas de las decisiones de la Cumbre de Madrid.

Se prevén nubarrones en Europa y más allá y los miembros de la OTAN y sus socios se preparan para afrontar nuevas tormentas como la que arrecia en Ucrania con un terrible coste en vidas humanas, personas desplazadas y refugiadas y destrucción material.

Sin embargo, conviene afrontar esas tormentas como una posibilidad, no como algo cierto e inevitable. Son los humanos quienes tienen en sus manos desatarlas… o evitarlas.

¿Cómo evitarlas? Pensemos en qué se puede hacer desde la Unión Europea:

  • asumir que toda decisión con implicaciones militares debe estar guiada por una política basada en que la guerra ni es su continuación por otros medios ni puede ser utilizada para dirimir diferencias.
  • priorizar un discurso centrado en la prevención de conflictos, la solución pacífica y negociada de los mismos y el mantenimiento de la paz a través de cuantos instrumentos han mostrado su utilidad durante décadas.
  • desarrollar una disuasión defensiva suficiente y eficaz, que no emita señales en sentido contrario, pero pueda activarse con toda firmeza y presteza en caso necesario.
  • subrayar conceptos y objetivos como la seguridad compartida, el control de toda carrera de armamentos y el desarme nuclear, que deben seguir orientándonos.
  • fortalecer el papel de las Naciones Unidas y alentar su necesaria reforma, en tanto que protagonista y garante del derecho internacional, y de otras instancias como la OSCE.
  • continuar profundizando en la autonomía estratégica de la Unión a través de su política exterior, de seguridad y de defensa.

En otras palabras, a la Europa unida le corresponde seguir aplicando, promoviendo y persiguiendo los valores, los principios, los objetivos, las competencias y los instrumentos del Tratado de la UE.

De esa manera, su colaboración con otras democracias en favor de la paz será plenamente eficaz. De hecho, la OTAN que sale de la Cumbre de Madrid exige, en mi opinión, una UE cada vez más fuerte como poder global relevante.

Un poder global relevante decidido ante las violaciones del derecho internacional, empeñado en una globalización inclusiva, comprometido con la seguridad humana y activo en la cooperación política, económica y social. Con un Sur Global imprescindible para el presente y el futuro del Planeta, transmitiéndole un mensaje nítido y atractivo, alternativo al de los regímenes autoritarios.

Los conceptos y las políticas deben ir de la mano, como nos enseñan las grandes lecciones del proyecto de construcción europea, que no debemos olvidar nunca. Todavía menos en los momentos más oscuros.

Carlos Carnero,

Senior Advisor en Vinces.

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