1 agosto 2016 5 MIN de lectura

Un repaso a la XI Legislatura

El pasado 2 de mayo, se ponía fin a la legislatura más corta de la historia de nuestra democracia y parace que ésta ha pasado con más pena que gloria por el panorama político español debido a la nula actividad legislativa a excepción de la iniciativa aprobada el 15 de abril, que prorroga el Programa de Activación para el empleo donde está incluida la ayuda de 426 euros a los parados de larga duración con cargas familiares.

Desde el punto de vista político, ha sido una legislatura donde se han producido:

1. Un presidente del Congreso cuyo partido no fue el más votado. Y que presidía una mesa con paridad de mujeres y hombres.

2. Tres rondas de contacto con el rey. En primer lugar, Mariano Rajoy declinó el ofrecimiento del Jefe del Estado ya que no consiguió acuerdos suficientes para poder formar Gobierno. Lo mismo le pasó a Pedro Sánchez, quien se presentó a la investidura sin conseguir la confianza del Congreso. Y un último intento fallido donde Compromís apoyaba el pacto de izquierdas ideado anteriormente por el PSOE.

3. Un Gobierno en funciones que no se ha sometido al Parlamento y que actualmente tiene un recurso abierto en el Tribunal Constitucional presentado por el Congreso de los Diputados.

Más allá de todos los titulares sobre pactos políticos de derechas, de izquierdas, de centros, de extremos, etc. los españoles no hemos tenido noticias sobre cómo nos ha impactado económicamente este parón legislativo que en la historia de nuestra democracia no se había dado antes.

Los primeros en dar un toque de atención al gobierno en funciones fueron el FMI exigiendo medidas inmediatas para la contención del déficit que debe situarse en el 3% para 2017. Actualmente el déficit español se ha convertido en el más alto de la Unión Europea (-5,08%) seguido por Portugal y Reino Unido (-4,40%), aunque para los ingleses  después de lo acontecido en los últimos meses no creo que les preocupe mucho.

Estas medidas inmediatas se han concretado en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2016 por el ejecutivo en funciones, quien ha recortado un 0,2% del PIB en gasto de la Administración Central para este año.

El Banco de España también se ha unido a estas presiones y ha revisado sus previsiones para las principales macromagnitudes económicas; y aunque nos mantenemos en una fase expansiva, la proyección de crecimiento del PIB disminuye del 2,8% al 2,1%. Sin embargo, el ministro de economía en funciones, Luis de Guindos, cree que la previsión de crecimiento del 2,7% fue excesivamente prudente y anuncia una revisión al alza, haciendo oídos sordos a las previsiones del Banco de España basándose en los buenos datos de empleo que ha arrojado el INE el pasado mes de junio, con una bajada del 3,2% dejando la cifra de parados en 3.767.054 personas.

Aunque estas cifras siguen siendo positivas, no terminan de convencer a la inversión extranjera que ha dado más peso a la inestabilidad política actual y futura castigando en los mercados a la prima de riesgo española que alcanzó los 179 puntos el viernes anterior a las elecciones.

Y es que la irrupción de los nuevos partidos políticos al sistema bipartidista ha generado una preocupación derivada del cambio del proceso de toma de decisiones donde la palabra “pacto” cobra una importancia tal, que puede echar por tierra la estabilidad económica lograda en los últimos años. Veremos si durante esta semana nuestros políticos se ponen de acuerdo y logran formar Gobierno, o nos vemos abocados a unas terceras elecciones.

 

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