30 marzo 2023 11 MIN de lectura

El reto del agua y el reto empresarial

Lograr una mayor sostenibilidad  en la gestión del agua y fomentar una mayor circularidad, dada la escasez, es clave para el desarrollo social y económico de toda sociedad que quiere crecer y construir


Yara GarcíaYara García| Consultora

Sin agua no hay vida. Y sin vida no tenemos nada que construir. Es condición inherente a todo ser social obrar y dejar huella, por lo que nos urge, hoy más que nunca, cuidar de este bien y de este recurso sin dejar de utilizarlo, pues es indudablemente necesario. Pero ¿cómo?, ¿es posible un equilibrio entre el planeta y el ser humano, el medioambiente y la industria? A menudo damos por descontado que al abrir el grifo salga agua y, sin embargo, cada vez son más los retos a los que se enfrenta el sector empresarial y, cada vez más, el agua cobra mayor protagonismo tanto a nivel regulatorio y político.

Los retos a los que se enfrenta el sector empresarial en materia hídrica

Frente a un 30% de tierra firme, el 70% del planeta es agua. De éste, el 97,5% es agua salada y sólo el 2,5% es agua dulce. Los paradójicos fenómenos meteorológicos agravados por el cambio climático, como  largos periodos de sequía, hacen de esta situación una compleja encrucijada ante su escasez.

Se calcula que, a nivel mundial, alrededor de un 70% del consumo de agua lo agota el sector agrario, siendo el ámbito urbano responsable de alrededor de un 14%. Por su lado, el sector industrial consume cerca del 20%. Un 20% clave en el desarrollo social y económico. Sin ese sector, gran parte de la actividad humana se paralizaría, puesto que no se podrían producir una amplia cantidad de los productos y servicios de los que nos beneficiamos día a día.

Entre los usos industriales más frecuentes, hallaríamos los fines sanitarios o la producción energética. Asimismo, existen otras industrias que cuentan con el agua como una parte esencial de su funcionamiento, como es el caso de la industria agroalimentaria . Junto con las explotaciones ganaderas, representan un 17% del consumo. Por su parte, la industria química consume un 25% del agua, aunque cabe destacar que la mayor parte de estas instalaciones sí disponen de sistemas de recuperación, que permiten la reutilización de agua. En el sector del metal e industrias minerales (20%), el agua consumida se destina principalmente a los sistemas de refrigeración utilizados.

Cada uno de estos grandes consumidores de agua, entre muchos otros, son, sin embargo, un eslabón indispensable en el desarrollo de toda economía, por lo que decrecer su consumo ante una situación de escasez podría conllevar otros problemas a largo plazo.

Otro de los grandes desafíos que presenta el agua es relativo a la calidad. Aunque esta depende del uso que se le vaya a dar al recurso, los estándares de calidad son cada vez más exigentes. Responder de manera rentable a tales condiciones es siempre un reto para el sector.

El tercer desafío que merece mención especial está descrito en los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por Naciones Unidas. El ODS 6 establece “garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”.  El derecho al agua se estipula como universal y compromete a los países a velar por él. Para ello el ODS revela un requisito previo y es una gestión sostenible del mismo, es decir, duradera, eficiente y razonable, como se ha visto en la última Conferencia del Agua de Naciones Unidas, con ocasión del día mundial del agua. La sostenibilidad es el gran quid de la cuestión, puesto que se convierte en el vector para todo el siguiente escenario.

El agua: más protagonista a nivel político y regulatorio

Hemos asistido a una aceleración regulatoria que pretende dar respuesta a los retos anteriores fomentando una mayor circularidad del agua y una mayor inversión en innovación. Asimismo, estamos observando una proliferación normativa encaminada a cambiar los hábitos de consumo y tratar de favorecer un marco más transparente.

A nivel europeo:

La principal norma que rige el marco regulatorio europeo es la Directiva Marco del Agua. La legislación desarrollada en su virtud ha sido actualizada recientemente en aras a favorecer una mayor circularidad y, por tanto, mayor sostenibilidad. A propósito, en fase de elaboración se encuentra la Directiva de tratamiento de aguas residuales.

También podemos destacar las directrices publicadas por la Comisión Europea en materia de reutilización en el marco del Pacto Verde Europeo o el  Plan de Acción Economía Circular que afecta a distintos sectores, entre ellos el agroalimentario, mediante la “Estrategia de la granja a la mesa” o el textil.

A nivel nacional:

En el último año y medio, y tratando de responder a los retos anteriores, hemos asistido a un incremento de iniciativas que han regulado la materia. Ejemplo de ello son los nuevos Planes Hidrológicos recientemente aprobados, que incorporan de manera coherente los escenarios del cambio climático. También se ha aprobado en Consejo de Ministros hace apenas tres semanas la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos y se han aprobado diversos Reales Decretos en materia de calidad como el Real Decreto 3/2023 relativo a los criterios técnico-sanitarios de la calidad del agua de consumo humano. Asimismo, se encuentran en fase de elaboración tanto el Reglamento Dominio Publico Hidráulico  y la modificación del Texto Refundido de la Ley de Aguas. Como es evidente, la regulación nacional también plantea nuevos retos al sector empresarial.

En el ámbito autonómico, la regulación ha ido principalmente enfocada en dos aspectos: Por un lado, el de la gestión del ciclo del agua , con especial incidencia en el ámbito urbano. Ejemplo de ello pueden ser las leyes aprobadas tanto en Galicia como en Extremadura en este último periodo o las recientes restricciones implementadas en Cataluña. Por otro lado, en materia de economía circular, el agua ha cobrado una relevancia mayor como es la Ley de Residuos de la Comunidad Valenciana o la Ley de Economía Circular andaluza.

Qué necesitamos para darle respuesta al reto del agua

Tanto los retos como la regulación expuesta a título ilustrativo, implican un alto compromiso por parte del sector empresarial y particularmente un aumento en su inversión al respecto. La digitalización y la innovación son aspectos clave para una gestión más eficiente del agua, generar en el sector una mayor resiliencia y garantizar una mayor calidad. Desde el sector, se calcula que las necesidades del ciclo del agua en España ascienden a 6.000 millones de euros. Gracias a los Fondos Europeos, el Gobierno ha lanzado la convocatoria de un Plan Estratégico para el sector del agua para aumentar la eficiencia, avanzar en el cumplimiento de objetivos medioambientales y que se impulse la digitalización. Sin embargo, aunque todo ayuda, la aportación del sector público es limitada, por lo que la implicación de las empresas es incuestionable.

Los actores que intervienen en esta encrucijada son muy diversos. Todos y cada uno de ellos forman parte de un engranaje que es necesario que se comunique, que trabaje de forma conjunta y que coopere como mencionó Ursula von der Leyen el pasado 22 de marzo.

Lograr una mayor sostenibilidad en la gestión del recurso y fomentar una mayor circularidad  es clave para el desarrollo social y económico de toda sociedad que quiere crecer y construir. Sin embargo, fruto de ese engranaje, el compromiso está en cada actor.  El diálogo público-privado, sin plazos atropellados y no exento de esfuerzo por ambas partes, es clave para lograr un uso y consumo más sostenible, que no es otra cosa que el uso razonable del mismo. Decíamos al inicio que toda sociedad necesita construir y dejar huella de cara a las generaciones futuras. En este caso, dejar la menor huella hídrica posible, hará que la impronta sea mayor.

 

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