2 julio 2019 8 MIN de lectura

Asuntos públicos españoles en la ola verde europea

Tras las elecciones europeas del 23-26 de mayo, la “ola verde” europea se ha visto reflejada en el Europarlamento. Superando las mejores pronósticos electorales, el grupo de los verdes/alianza libre europea (Verdes/ALE) cuenta a día de hoy con 75 eurodiputados. Supone un aumento de 23 escaños y los verdes se han convertido en la cuarta fuerza política en un hemiciclo en que socialistas y populares han perdido su tradicional mayoría (la “gran coalición”). 

Además, su discurso antes relativamente minoritario ahora es mainstream: ya nadie niega la urgencia y la centralidad del cambio climático y de hecho la mayor parte de grupos han enarbolado la bandera verde durante la campaña electoral-europea-. Sostenibilidad, acción por el clima, descarbonización, transición ecológica, economía circular o cambio climático son términos que forman parte del lenguaje corriente de todos ellos y aparecen en sus programas, en sintonía (al menos lingüística) con las prioridades de la Comisión Europea (CE) y de la Presidencia rotatoria finlandesa del Consejo de la UE. Durante la campaña, la activista ambiental Greta Thunberg fue recibida en el Parlamento Europeo (PE) con honores, también por parte de quienes anteriormente quisieron vetar su entrada (PPE y ALDE), poniendo en evidencia que la voz de las personas más jóvenes, sus preocupaciones y reivindicaciones en las calles (al menos en este ámbito) se abren paso en las instituciones. A nivel de los distintos Estados Miembros (EM), la ola verde ha sido significativa: en Alemania el partido verde ha sido la segunda fuerza tras el CDU de la cancillera Merkel, la tercera en Francia y en Reino unido. 

 

Más allá de los eslóganes de la campaña electoral, el Consejo Europeo (que reúne a los jefes de Estado y gobierno de los EM) ha aprobado recientemente su  agenda estratégica  2019-2024 en que aboga por una transición ecológica y aspira a una Europa neutra en emisiones de carbono y directamente incluye el adjetivo “verde”. En la misma línea, el programa de la  Presidencia finlandesa de la UE se titula “Europa sostenible, futuro sostenible.” El Primer Ministro Finlandés Antti Rinne ha afirmado que su prioridad es alcanzar un acuerdo europeo en cuanto a la neutralidad de emisiones de carbono e incluso ha anunciado que la partida asignada a regalos será desviada para financiar proyectos que dedicados a la  reducción de gases de efecto invernadero.

 

Respecto a la Comisión Europea, a quien corresponde la iniciativa legislativa,  el Presidente Juncker afirmaba en su discurso sobre el estado de la Unión de 2018, que “nosotros, europeos, queremos legar a las generaciones venideras un planeta más limpio” y que los objetivos de reducción de emisiones para 2030 eran necesarios. Además, una de las diez prioridades de la CE es la Unión de la Energía y clima, que se especifica, entre otros, en un régimen de comercio de derechos de emisión y una política energética que busca hacer de la UE líder mundial en energías renovables. Está por ver cómo abanderará la nueva Presidencia de la Comisión Europea este asunto.  

 

Frente a esta burbuja verde, en España el discurso y el peso de los verdes tanto en campaña como en cuanto a los resultados ha sido radicalmente distinto: según el último eurobarómetro previo a las elecciones europeas, la lucha contra el cambio climático y la protección del medioambiente es la sexta de de la lista en cuanto a preocupaciones,  que tienen que ver primero con el desempleo juvenil y la economía. En paralelo, en España no hay un partido de peso que sea verde o marcadamente verde. EQUO acabó no presentándose a causa de una disputa interna sobre la coalición con la que confluir: Unidas Podemos o Compromiso por Europa (esta última no ha obtenido ningún diputado). El resultado: sólo tres españoles dentro de los 75 eurodiputados de los Verdes/ALE (y dos de ellos son de la Alianza Libre Europea, ALE). En definitiva,la voz ecologista española en el PE recae sobre los hombros de un sólo hombre: Ernest Urtasun, de Iniciativa per Catalunya Verds.

 

Cierto es que otros europarlamentarios españoles se han centrado en cuestiones medioambientales, como los cuatro miembros españoles (Pilar Ayuso, PPE; Soledad Cabezón, S&D; Francesc Gambús, PPE; Estefanía Torres, GUE/NGL) y los tres suplentes (Inés Ayala, S&D; Esther Herranz,  PPE; Carolina Punset, ALDE )de la comisión ENVI (centrada en medio ambiente y salud pública) del PE (ninguno de ellos de los Verdes/ALE pues Florent Marcellesi, de EQUO, que representaba el ecologismo español en el grupo Verdes/ALE no se encontraba en la comisión ENVI). Sin embargo, no se podrá aprovechar la experiencia y expertise de la anterior legislatura puesto que ni uno solo de ellos repite como europarlamentario. Los días que vienen serán decisivos para saber qué españoles entran en ENVI y con qué bagaje.

 

En contraste con la escasa representación parlamentaria española de diputados verdes, la Secretaría General del partido de los verdes europeos recae sobre una catalana, Mar García y en la Comisión Europea la presencia española es más notable: el comisario saliente de Acción por el Clima es Miguel Arias-Cañete y el director general de medio ambiente es Daniel Calleja. 

 

En definitiva, España hasta ahora ha quedado algo rezagada en la ola verde europea. Sin embargo, la presencia de españoles en puntos clave de la estructura institucional europea unida a la prioridad que el gobierno de Sánchez le ha dado a la agenda medioambiental augura que la voz española en materia verde crezca en la próxima legislatura. 

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